No es necesario ser un experto en matemáticas para saber que cuando tienes más aparatos conectados y funcionando al tiempo más cara saldrá la cuenta de la energía eléctrica. Por lo anterior puede que muchas personas se lo piensen dos veces, o incluso tres, antes de lanzarse a comprar un termo eléctrico. El agua caliente ya no es simplemente un lujo que algunos se pueden dar, sino que se ha convertido en algo indispensable para cualquier hogar. Por el momento sólo hay dos opciones para tener un suministro de agua caliente en el hogar: un calentador de agua convencional que funcione por medio de gas o los termos eléctricos. Es probable que el miedo de que la factura de la electricidad exceda los límites del usuario asuste a alguien interesado en adquirir un termo eléctrico. Pero nada más lejos de la realidad, pues si decides irte por un calentador convencional deberás pagar también la factura del gas, ¿por qué mejor no pagar todo en una sola factura?. Pero no te asustes, los termos eléctricos no van a acabar con tu presupuesto, pues su funcionamiento es muy básico. Son contenedores que acumulan agua y por medio de una resistencia van calentándola hasta llevarla a la temperatura que el usuario desee, esto se logra variando el termostato que los termos eléctricos traen incluido. Cuando el agua llega a la temperatura acordada la resistencia se apaga hasta que sea necesario volver a usarla. Esto quiere decir que el termo eléctrico no permanecerá encendido todo el día y tu consumo de energía no aumentará tan drásticamente. Por último, es importante recalcar que la electricidad es una de las fuentes energéticas más limpias que existen, esto quiere decir que al comprar un termo eléctrico estás ayudando al planeta.
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